El descontento social ganó en estas elecciones tan reñidas, donde también triunfó la democracia, el hartazgo por la inseguridad que impera en casi todo el país, los incrementos a los precios de los combustibles y por ende a la canasta básica.

Comentario Político

El descontento social ganó en estas elecciones tan reñidas, donde también triunfó la democracia, el hartazgo por la inseguridad que impera en casi todo el país, los incrementos a los precios de los combustibles y por ende a la canasta básica.

Cada quincena rinde menos el dinero, los bajos salarios y una riqueza tan desigual, aunado a la corrupción de los ex gobernadores como Javier Duarte de Ochoa, de Veracruz; Roberto Borge Angulo de Quintana Roo o César Duarte Jáquez, de Chihuahua; provocó que la gente saliera el pasado domingo 1 de Julio a votar con enojo, rabia y dispuesta a darle el voto de confianza a la izquierda que encabezó Andrés Manuel López Obrador, un hombre cuya única propuesta es acabar con la corrupción y con algunas de las reformas del presidente Enrique Peña Nieto, como la Educativa.

Así, ese mismo día, a las 8 de la noche con 10 minutos, el candidato de la coalición PRI-PVEM-PANAL, José Antonio Meade Kuribreña; en red nacional admitió que la ventaja de Andrés Manuel Lopez Obrador era suficiente para reconocerlo como el próximo Presidente de México.

De inmediato, las redes sociales se llenaron de retos, insultos y burlas hacia quienes le apostaban a otra opción, como si todos tuvieran que pensar igual o ser vistos como sujetos dignos de insultos y burlas.

Pocos minutos después, Ricardo Anaya Cortés, a quien Andrés Manuel López Obrador llamó “Ricky Riquín, canallín”, y quien fuera el candidato del PAN-Movimiento Ciudadano, también aceptó el triunfo de AMLO, que ya era bola cantada en todos los círculos políticos. Incluso le habló por teléfono y lo felicitó.

Lo mismo hizo Jaime Rodríguez “El Bronco”, candidato independiente a la presidencia, quien se sumó a las palabras de Meade y Anaya al acatar el triunfo del candidato morenista y le pidió hacer todo lo posible para mejorar al país. Al día siguiente recogió su sonajita y se regresó a Nuevo León a seguir gobernando su Estado.

Ambos perdedores, dijeron que primero es México, la unidad y la estabilidad del país, una reacción de los grandes en política. Una lección de democracia y civilidad, sin poses, con genuino amor al país.

La mayoría decidió, hay por vez primera un Presidente de izquierda, una buena parte de la población externó su temor en las redes sociales, de que este país que se entregará con finanzas sanas, sea llevado a la debacle económica y política.

Los que le dieron el voto, esperan un cambio radical, un México de paz, seguridad, abundancia, buenos sueldos, dinero gratis para quien no pueda trabajar, servicios de primera en salud, trato respetuoso en hospitales públicos, en oficinas de gobierno, cero moches, cero diezmos, cero corrupción.

Educación con maestros liderados por la maestra Elba Esther Gordillo, sin presiones de evaluaciones, con todas las facilidades para ser maestros cómodos.

En fin, el México de paz, regresará, no habrán robos, asaltos, secuestros, ni crimen organizado. Tendremos una buena relación con Donald Trump o lo mandaremos a la tiznada, al fin que somos un país autosuficiente, y ya lo dijo el candidato presidencial ganador de esta contienda.

Los periodistas no seremos agredidos, insultados y perseguidos, mucho menos asesinados, se respetará a cabalidad la libertad de expresión.

En fin, otro México… Estaremos atentos, son muchas las expectativas.