Una gran verdad pronunció ayer el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, cuando dijo qué hay priístas que hablan bien del partido en público y mal en privado. Añadiría que además en tiempos electorales se visten de rojo, van a los eventos, aplauden e incluso van a las campañas todos los días, pero apoyan como espías al abanderado de otro partido.
Eso lo he visto siempre, y lo peor, son premiados con cargos públicos, son traidores, tienen a la política como forma de vida, no hay amor a la camiseta, simplemente intereses mezquinos.
Actualmente, vemos un claro apoyo al líder nacional de Morena, por parte de un grupo minoritario, local, que se dicen priístas de corazón. Y como dijo el mandatario estatal, son tiempos de unidad, de cambiar, de entender que si gana la oposición, ellos, los tricolores, enfrentarán un tiempo de marginación y rechazo.
Campeche, necesita un aliado en Los Pinos, en caso contrario continuaremos sin lograr más avances. Poner a Campeche por encima de intereses personales. Dejar de ver a nuestra entidad como botín. Mirar al país con sus logros y con sus derrotas, decidir y dejar de jugar doble. No todo es malo, como quieren que todos crean.
En el sismo de septiembre vimos un gobierno federal atento y preocupado por los afectados, solo ellos y a nadie más se le miró destinando ayuda, ellos y el PRI, dando el dinero que recibe para apoyar a damnificados.
También sabemos de los altos índices de inseguridad en buena parte de nuestro país.
Pero hay que jugar limpio, sin máscaras, en estos tiempos todo se sabe. Asimismo, el PRI deberá reconocer el trabajo de los verdaderos militantes y simpatizantes, esos que en el anonimato o en público apoyan a sus abanderados y que muchas veces permanecen arrinconados, viendo crecer a los traidores, esos doble cara y doble moral, vestidos como incondicionales.
Definitivamente, muy buen discurso de Alito, muy bueno, seguramente esa piedra le dio a más de uno. Buen domingo y no se olviden de confiar en Dios.