Jesús declara su autoridad para hacer juicio a los muertos cuando sean resucitados.

 

ANICETO ALFREDO RODRÍGUEZ VILCHIS / Pastor de la Congregación Cristiana Leche y Miel

TOLUCA, Estado de México, Noviembre de 2017.– Cuando hablamos de la muerte de las personas, el mundo nos enseña muchos conceptos, que para algunos que los creen son razonables y hasta cierto grado buenos, pero son suposiciones que están completamente alejadas de los principios y fundamentos Bíblicos. Los dos más comunes son:

1.- LA REENCARNACIÓN: En algunas religiones es el renacimiento del alma después de la muerte, en otro cuerpo humano.

2.- ANIQUILAMIENTO O ANIQUILACIÓN: Doctrina que enseña que cuando el hombre muere todo se acaba. No existe nada después de la muerte.

Pero primero debemos dirigirnos directamente al con el dador de la vida, que es Dios mismo, nadie mejor que él puede revelarnos la verdad de este fundamento que es la resurrección.

La muerte fue establecida por Dios en Génesis 3:19 “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.

En el libro de Hebreos 9:27 dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”, declara que la muerte es algo establecido, que Dios lo decretó de esa manera, por lo que nadie puede cambiarlo, modificarlo, evadirlo o evitarlo.

También nos dice que se muere una sola vez, indicando con esto que no hay reencarnación y que una vez muerto existe un juicio ante Dios que es un juez justo y eterno quien dará a cada quien la sentencia que se merece.

Como primera referencia de la resurrección de los muertos confirmada por las palabras de Jesús, en Juan 11:23-27 “Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”.

Desde ese entonces Marta creía en la resurrección de los muertos, no así como los Saduceos que negaban la resurrección del cuerpo, la inmortalidad personal y la retribución en la vida futura, Mateo 22:23-33 “Aquel día vinieron a él los saduceos que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano”.

Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. De la misma también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.

Y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Oyendo esto la gente; se admiraba de su doctrina.

En Mateo 20:38 Se amplía la explicación dada por Jesús y dice: “Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven”.

Jesús declara su autoridad para hacer juicio a los muertos cuando sean resucitados “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”. Juan 5: 28-29

Y en Juan 6:38-44 dice: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que el me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y crea en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día postrero.

Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. Y decían:¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido? Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo lo resucitaré en el día postrero”.

Cuando el Apóstol Pablo estuvo en Atenas, Grecia algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él y se asombraban, y lo llamaron palabrero porque predicaba el evangelio de Jesús y de la resurrección, y como no le creían Pablo fue llevado al Areópago para que les explicara. Hechos 17: 16-21

Otros se burlaban de él y de lo que decía, pero otros creyeron y se convirtieron. Hechos 17: 30-34 “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”.

“Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. Y así Pablo salió de en medio de ellos. Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos”.

También la explica y defiende ante el concilio de Jerusalén. Hechos 23:6-8 “Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas”.

En otra ocasión cuando Pablo es enviado ante el gobernador Félix, en su defensa Pablo le dice en Hechos 24: 14-16 “Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están

escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Y por eso procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”.

En otra ocasión Pablo advierte a Timoteo de los falsos líderes, y le dice quienes son y lo que enseñan. 2da. de Timoteo 16-18 “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos”.

Nosotros debemos de saber y no ignorar que hay resurrección de los muertos por la explicación que Pablo nos da en 1a. de Corintios 15:12-17 “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también nuestra fe, Y si somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados”.

Dios nos bendiga y nos guarde hasta el día en que seremos resucitados. Escríbanos, sus comentarios nos interesan: congrelecheymiel@yahoo.com.mx